Hoy quisiera compartir con vosotros una historia que escuché hace poco tiempo y que me hizo reflexionar.
Dos hombres compartían habitación en un hospital, con pronóstico muy diferente.
Una de ellas es Javier, una persona que acababa de ser operada de la rodilla y que estaba totalmente inmovilizado, no podía moverse bajo ningún concepto y estaba ubicado en la cama más cercana al pasillo lejos de la ventana.
Su pronóstico no era grave, pero iba a tener que armarse de paciencia en la recuperación.
Por otro lado, en la otra cama, se encontraba Antonio, una persona que le habían detectado hace poco tiempo un cáncer muy agresivo y estaba en su fase terminal.
Sin embargo, este último, parecía que gozaba de buena salud, de hecho, aún podía levantarse y dar pequeños paseos.
Ambos, no podían ser más distintos, mientras que Javier era una persona muy negativa, Antonio era todo lo contrario, una persona que siempre estaba en actitud positiva.
Javier en todo momento está de mal humor, se quejaba por absolutamente todo.
Antonio, sin embargo, era una persona amable, complaciente y que trataba en todo momento estar de buen humor a pesar de las circunstancias.
Un día, Antonio, para intentar ayudar a su compañero, y poder alegrarle un poco, le dijo.
-¿Oye Javier, ya que tú no te puedes mover, quieres que te diga lo que se puede ver por la ventana?
Javier, en ese momento, no quiso ni contestar a su compañero, pero al rato, pensando en que no tenía nada mejor que hacer, le dijo que sí.
Antonio se levantó de su cama, se acercó a la ventana y empezó a describir a Javier todo lo que podía haber.
-Ojalá pudieses ver las vistas que tenemos, se puede ver un parque, donde hay niños jugando, creo que están jugando al escondite, también puede haber un edificio con unas amplias terrazas, grandes ventanales y al fondo, se puede ver una pequeña carretera.
-Desde aquí puedo ver los edificios, me llega la vista para poder ver uno de ellos, puedo ver que hay una madre que está haciendo la cena, mientras el padre creo que está abriendo una botella de vino los hijos están en la mesa haciendo los deberes son dos un niño y una niña.
-A la madre la voy a llamar Laura, al padre le voy a llamar Fernando y a los hijos les voy a llamar Álex y a la niña la voy a llamar Carla.
-Parece que acaban de llegar de las extraescolares, el niño parece que le gusta mucho jugar al fútbol porque tiene un balón entre los pies, y la niña, creo que viene de inglés, porque no para de hablar, yo creo que les está hablando en otro idioma por la cara que ponen los demás.
Nuestro agrio enfermo Javier, interrumpió a su compañero en ese momento y le dijo:
-Deja de decir tonterías, te lo estás inventando todo.
Antonio, en ese momento, miró a su compañero, y le dijo:
-Perdóname, ya no seguiré más.
Ambos se fueron a dormir.
Al día siguiente, Antonio, de nuevo se levantó más o menos a la misma hora y como el día anterior se puso a mirar por la ventana, pero en este caso, no dijo nada.
Javier, al ver la situación y picado por la curiosidad, se tragó su orgullo y preguntó a su compañero si le podía describir lo que veía hoy.
-¡Por supuesto! hoy hace un día radiante, todo está muy verde, está lleno de flores.
-Nuestra familia, acaba de llegar de la compra, Laura va muy cargada, sin embargo, Fernando parece que hoy está a por Alex, que tenía entrenamiento de fútbol, carla está en la cocina dibujando, será una gran artista.
-Los niños no paran de correr, y parece que en uno de los locales van a abrir un kiosco, están haciendo obras, y no paran de venir con trastos de arriba para abajo.
Durante un par de horas, Antonio describe a Javier todo lo que ve por la ventana, mientras tanto, ambos olvidan la enfermedad que padecen.
En el siguiente mes y de forma rutinaria, todos los días a Antonio describe a su compañero lo que logra ver por la ventana, inventándose historias sobre la familia, sobre el local que van a abrir como kiosco o simplemente con la gente que pasa por la calle.
Javier ya tiene mucha mayor complicidad con su compañero, comenta muchas veces las historias y hace muchas preguntas.
Los dos fantasean mucho y dialogan acerca de cómo será la vida de la familia en un futuro, esa familia que ven a través de un cristal.
Y quedan en que cuando salgan de la habitación, irán a ese parque, para ver con sus propios ojos, notar y sentir todo lo que ellos han estado hablando durante este tiempo.
Javier va poco a poco mejorando, sigue postrado en la cama ya que tuvo una complicación durante su recuperación, pero cree que dentro de poco le dejarán andar y podrán darle el alta para salir del hospital.
Amanece y ese día es diferente, algo pasa, Javier al despertar, nota que la cama de al lado está vacía, al preguntar impaciente y con mucho nerviosismo, le indican que su compañero, ha empeorado durante la noche y ha fallecido.
El mazazo es terrible, está desconsolado,
Sin tiempo para recuperarse del duro golpe, un nuevo inquilino aparece en la habitación, tiene un nuevo compañero que se ubica en el sitio donde estaba su compañero Antonio.
Muy triste por lo sucedido y totalmente desolado, Javier no tiene ganas de nada.
Su nuevo compañero ha sido intervenido del brazo izquierdo, parece amable y muy hablador.
Una tarde, sin saber muy bien por qué, Javier se dirige a su nuevo compañero y le dice:
-¿Por favor, podrías indicarme lo que ves por la ventana y contarme una historia de lo que ves?
No sabe por qué lo ha dicho, quizás por el anhelo de su viejo amigo.
Su nuevo compañero se queda un poco desconcertado, pero accede.
Se acerca hacia la ventana y le dice:
-No sé qué quieres que te describa, solo hay un muro enfrente, nada más.
De esta historia se pueden sacar muchos valores, en mi caso con el que me quedo es con la fortaleza.
Como a pesar de su enfermedad y su estado fue capaz de ser solidario y fuerte para ayudar a su compañero.
En mi opinión, tener una actitud optimista y alegre en la vida es fundamental.
En lo que a mí respecta, intentaré ser como Antonio.
Gracias por leerme.
Eres más que Antonio!!!! Por la fortaleza qué tienes y lo que nos estás demostrando!!! Te queremos!!!!
Te mando fuerzas para qué seas como Antonio Un abrazo.
David, para pensar y mucho.¡que razón tienes! Eso deberíamos hacer todos, no solo por los demás sino por nosotros mismos. Si vives con esa fortaleza, optimismo y ganas de vivir como lo hacia Antonio seríamos mucho más felices y lo serían todos los que nos rodean.
Gracias por enseñarnos a no ver el muro. Un besazo.
Las cosas no cambian, porque seamos más negativos , es mejor ser positivo.
Mucho ánimo y si te tropiezas, es porque lo intentas .
Antonio me ha parecido tremendamente generoso, pensó más en su compañero de cuarto que en él mismo….virtud muy importante, en mi opinión, la generosidad…
Me ha encantado la historia…gracias
David, tienes toda la razón, ser animoso es fundamental. Todos quisiéramos ser como Antonio y tenemos que intentarlo y también agradecer mucho tener a alguien como Antonio a nuestro lado.
Un besote grande.
Te seguimos.
Eres un jefe, ánimo!
Esa es la actitud , David, siempre positivo. ¡Mucho ánimo,, un beso enorme !