Hoy es sábado, es muy pronto y me acabo de despertar.
Como siempre, soy el primero que se levanta.
De camino al baño paso por delante del espejo ¡Un momento, me puedo ver!
No puede ser.
Estoy soñando, me puedo ver completamente, no quiero despertarme.
Me acerco para verme con más detalle y en ese momento, suena, por uno de los varios altavoces inteligentes que tengo por la casa, que tengo hasta el domingo a las 12 de la noche para poder ver.
No sé qué está pasando, pero no tengo un minuto que perder. Lo primero que hago es volver al dormitorio y dar las luces para avisar a mi mujer, la miro fijamente ¡Dios qué guapa está!
La intento explicar, pero a duras penas puedo, me echo a llorar y la abrazo, pero no tengo tiempo que perder, rápidamente me voy a ver a Erik, tiene que haber crecido un montón, estará muy cambiado. Le doy un susto, bastante grande, pero esta vez me toca a mí, entre semana ya es él el que se encarga de hecerlo.
¡Qué hambre! siempre tengo hambre!
Me voy a hacer el desayuno, esta vez no pienso utilizar la plantilla para la vitrocerámica, pienso poner el fuego a la temperatura que yo quiero y no voy a romper la yema de huevo que me voy a hacer, esta vez no.
Y me voy a llenar un vaso de agua, de una sola vez, hasta casi llenarlo, sin derramar nada.
¡Rápido!
¡Tenemos que aprovechar!
Nos vestimos, me pongo los colores que quiero y vamos donde mis padres ¡y voy a llevar yo el coche! ¡que ganas de conducir!
Ya verás que sorpresa les doy ¡que ganas tengo de verlos! me monto en el coche y no veo para conducir, otra vez las malditas lágrimas, no me dejan ver bien, no me lo puedo permitir, así que tengo que parar.
Y en cuanto se me pasa me pongo de camino y a disfrutar.
Veo a la familia y creo que está todo más o menos parecido, veo a mi primo pequeño, Héctor, que ha cambiado un montón, ese que me ayudó tanto, sin saberlo en 2015, también veo Kira (la perra de la familia) que esta vez no la pienso pisar, ni dar con el bastón, ya no me tiene que tener miedo y a lo mejor me sobra un poco de tiempo para “echarme un Fifa” con mi primo, como hacíamos antes.
Como es sábado, Erik tiene fútbol, vamos venga, ¡que no llegamos! quiero verte jugar.
Va a ser un día de poner cara a mucha gente, gente que conozco solamente por la voz.
Era un amistoso y han ganado, ahora tenemos que ir al centro, a ver la ciudad.
Aparcamos por el centro y sin más damos una vuelta, sin rumbo, no hace falta saber dónde voy, simplemente mirando y observando, sin tener miedo de que me pille un coche, de caerme, de chocarme…
Como siempre vamos de la mano, pero esta vez no me guías tú a mí, por esta vez, te guío yo a ti.
Tengo que hacer una pequeña parada por la ONCE, para poner cara a mucha gente que no conozco.
Cuando fui por primera vez ya estaba bastante afectado.
Y pienso comer en un restaurante, me voy a leer la carta de arriba abajo, quizás dos veces, y me pienso pedir el pescado que tenga más espinas.
Y mientras me traen la comida voy a aprovechar para llamar a mis amigos, ¡a todos! con videollamada, a los de Valencia, a los de Vitoria, al riojano, algún madrileño, a pucelanos… ¡sobre todo para meterme con ellos!
En cuanto me traigan la comida, esta vez no pienso pedir una cuchara, no me va a hacer falta.
Es sábado por la tarde y he hecho unas cuantas cosas, pero al volver a casa, me apetece mucho ver una película, una de las buenas, una que haya visto y sé que es buena, no tengo mucho tiempo, no sé por cuál decidirme, así que voy a lo seguro, Matrix, Origen, Dunkerque… tengo que seleccionar una, creo que finalmente me quedaré con Matrix, aunque voy a ver alguna de Superman también, por lo menos un poquito.
No quiero pedir comida para cenar, prefiero hacerme un filete y yo voy a saber cuándo está hecho.
No quiero desperdiciar mi tiempo durmiendo, así que decido salir, le digo a mi mujer que se vista y nos vamos a bailar.
Antes nos tomamos algo y después bailamos hasta que nos echan.
Al volver para casa, se me ocurre una cosa, quiero viajar, quiero ver de nuevo un sitio, así que no tengo mucho tiempo de dormir, hacemos una pequeña maleta y nos vamos a Oporto.
Apenas unas horas después, al ser domingo, nos ponemos en marcha, es un viaje un poco largo, pero lo disfruto como lo disfruta un niño el día de Reyes Magos.
Al llegar visitamos la ciudad, a la que tengo un especial cariño y me trae muchos recuerdos, hasta por la tarde.
Justo antes del atardecer, casi se me olvida una cosa, quiero volver a ver el mar, así que tengo que ir rápido.
No hay nada más bonito.
Al volver a la ciudad, junto a la ribera del río Duero, hay que pedir bacalao.
Soy yo esta vez el que busca opiniones de los restaurantes, el que reserva, el que maneja el móvil sin ningún tipo de lector.
Y me tomo un café, un buen café como el que hacen en Portugal.
De vuelta al apartamento, son ya casi las 12, me quedan escasos segundos, por un altavoz, se escucha que me quedan 10 segundos.
Rápidamente, se me ocurre una última cosa que quiero hacer.
Cojo un vaso de la estantería y con rabia lo tiro contra el suelo.
Por una vez, no lo he tirado sin querer, sino que ha sido queriendo.
Suenan las campanas de las 12 y vuelvo a mi situación actual, vuelvo a perder la visión.
En fin, fue un bonito sueño, ahora tengo que volver a la cocina a recoger los pedazos rotos.
Gracias por leerme
Héctor siempre te ayudará, te quiere demasiado!!!! Eres muy bueno!!! Ojalá el sueño se haga realidad…. te queremos.
Espero q esté capítulo pronto lo puedas vivir tal y como dices. pero oporto me llevas tú
Nunca estarás solo.
No te conozco personalmente pero, me encanta leer tus escritos. Ojalá ese sueño, en el que tanto has disfrutado, se haga realidad muy pronto. Mucho ánimo.
Tengo una camiseta a la que tengo mucho cariño a pesar de estar tan vieja que ya no está para poder salir con ella que tiene una frase escrita: “No dejes de perseguir tus sueños, ellos conocen el camino”. Estoy seguro que algún día esos sueños se te harán realidad y podrás disfrutar de nuevo todas esas cosas tan importantes. ¡Te quiero mucho, primo 😊!
No pierdas la esperanza, mucho ánimo , la vita es lo que más está avanzando en medicina
Este sueño se tiene que hacer realidad algún día!!. A seguir luchando y a veces luchar es la paciencia. Mucho ánimo David y un besote bien grande.
Precioso el sueño. No pierdas esa ilusión que te empujaba en él. Algún dia será realidad y no virtual, serás muy feliz. Un besazo.
Sí, pero en Oporto no fuiste a las bodegas, por lo que sea 😉