El Bastón

Ya había hablado con varias personas que padecían mi enfermedad y me habían advertido que existían varios momentos en los que psicológicamente podría estar peor, como, por ejemplo, iniciar el proceso de incapacidad, que te reconozcan el grado de discapacidad, la afiliación a la ONCE o que te informen del diagnóstico de tu enfermedad…

Aunque es cierto que todos son muy difíciles, sin duda para mí cuando cogí el bastón por primera vez para empezar a practicar fue uno de los momentos más duros que he vivido.

Fui yo quien solicité en la ONCE, tras hablarlo con la psicóloga, el poder empezar a utilizarlo.

Con ello buscaba ganar independencia, ser visualizado por los demás y sobre todo intentar hacer que me bajase el estrés que me producía ir a cualquier sitio.

Me sentía inseguro por la calle y en muchos momentos bloqueado.

Tras una breve introducción y explicación del funcionamiento del mismo, en el gimnasio de la ONCE junto a mi “sensey” (al que agradezco en el alma su paciencia y dedicación conmigo) nos hartamos a practicar y dar vueltas de un lado a otro para poder aprender cómo llevarlo de la manera correcta.

Al principio no da tanto miedo, estás en un sitio cerrado junto al técnico de movilidad y no hay nada cerca.

Pero cuando al cabo de dos o tres días sales a la calle ya es otro cantar.

Hay millones de obstáculos que jamás hubiese pensado que tuviese que sortear.

Te haces mucho más visible, es un símbolo muy claro de que tienes un problema visual y por lo general la gente se aparta y te intentan ayudar en la medida de lo posible.

Sin embargo, no deja de ser un símbolo que advierte de tu problema y de la necesidad de usar esta herramienta para poder valerte por ti mismo.

Y dependiendo de la agudeza visual, es muy común que la gente lo lleve guardado y lo despliegue cuando se necesita, siendo muy utilizado como mero elemento para advertir de un problema.

Una de las mejores cosas que tiene cuando te ven con él, es que te evita dar explicaciones, eso en cuanto al nivel de simbología, en cuanto al nivel práctico te evita darte golpes y sobre todo te advierte de los diferentes niveles que existen dentro de la calle.

Me salva a diario de chocarme con paredes, andamios o caer por escaleras.

Aun fiándome de mi conocimiento del entorno (el barrio donde vivo ha sido mi barrio de toda la vida) hubo un día al principio de tener el bastón, que, dando una vuelta, casi me caigo por unas escaleras y gracias a él las pude detectar, en ese momento me di cuenta de que lo necesitaba mas de lo que creía.

Y aunque por mi afectación cada vez tengo que ir más cerca de las paredes para poder ubicarme, es muy útil como herramienta para poder encontrar elementos en la calle que te digan dónde estás, como las baldosas con relieve de los pasos de peatón que también sirven de guía, farolas, alcantarillas o árboles.

Os invito a que os fijéis en una calle céntrica de vuestra ciudad, podréis comprobar la cantidad de cosas que existen pegados a la pared,carteles, macetas, terrazas o las malditas mesas de café a la puerta de los bares.

Con el bastón lo vas advirtiendo, es bastante costoso y no evita que te choques con los elementos, pero imaginad si no lo llevase…

En el caso del gimnasio, llevo uno más finito, que es de interiores, lo utilizo para moverme por dentro, pero tambien para que me vean venir y muchas veces para saber si hay alguien en las máquinas que utilizo.

Practicar, practicar y volver a practicar, no queda otra para aprender a utilizarlo y a medida que la enfermedad me ha ido afectando más, he tenido que ir aprendiendo a utilizarlo de diferente manera.

Sin quererlo se ha convertido en mi mejor aliado.

Todo esto no podría haberlo escrito sin todo lo que he aprendido con Antonio (mi sensey) que, con su paciencia y humor, hace que todo lo difícil que supone la movilidad en una ciudad sea un poquito menos complicada.

Dando largos paseos para practicar, probando diferentes suelos, diferentes rutas, lugares como por ejemplo estaciones o mercados e incluso me hizo meterme en una iglesia para comprobar las escaleras de las entradas…

Muchas gracias por todo lo que has hecho por mí, siempre serás mi primer guía.

Gracias por leerme.

Entradas relacionadas

6 comentarios sobre “El Bastón

  1. Eres muy valiente y un buen escritor me da gusto leerte para ver cómo se siente mi crio de 16 año que tiene lo mismo que tú pero no tan valiente para cojer el bastón 🥹
    Poco a poco supongo que irá a darse cuenta de las cosas .
    Gracias por tu día a día

  2. Gracias Antonio por tu paciencia y dedicación con David. Seguro que habrás podido comprobar en esos largos paseos, que David es una gran persona y que para el siempre serás su primer guía….
    Gracias por todo.
    Laura.

  3. Cuánta razón tienes. Y es verdad que hasta que no te ves en ésa situación, no te das cuenta de la cantidad de obstáculos que hay en cualquier calle. Como voluntario de la ONCE, soy consciente de todas las vicisitudes por las que tenéis que pasar a diario, pero es cierto que poco a poco se está consiguiendo mejorar algunos aspectos urbanos. Aún queda mucho camino por andar. No te de apuro en utilizar el bastón, es una forma de hacer que la gente que te ve, pueda ponerse en tu lugar. Gracias por compartir tu experiencia con nosotros. Un fuerte abrazo, primo 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *