Quizás para mí, estos han sido dos de los sentimientos que más me han podido afectar.
La sensación de incertidumbre y la sensación de no saber cómo voy a estar dentro de un tiempo, provocan en mi un miedo sobre cómo será el futuro.
Ninguno tenemos una bola de cristal que nos indique lo que nos deparará la vida y lo realmente conocido es el presente.
Muchos de los que habéis estado más cerca de mí durante este tiempo, me habéis oído decir en alguna ocasión que “Ojalá estuviese la semana que viene como estoy esta”.
La enfermedad avanza y cada vez veo menos.
Hace mucho quedó atrás cuando empecé a estar afectado de los dos ojos y todavía más cuando solamente estaba afectado de uno.
Me es imposible recordar todo con nitidez, pero sí que me puedo acordar de cosas que antes veía, que ahora me sería totalmente imposible y qué sueño con volver a ver algún día.
Recuerdo que cuando empecé con el bastón en muchas ocasiones lo llevaba a modo de símbolo, todavía tenía cierta independencia y por ejemplo en el gimnasio me era útil para que la gente supiese que yo tenía un problema de visión y evitar cualquier tipo de choque.
No lo llevaba continuamente y si lo necesitaba sacar era porque había más gente, pero si andaba de manera tranquila podía hacerlo sin bastón y sin ningún tipo de problema.
De igual modo, el camino al gimnasio no me suponía un mayor problema y sin embargo a día de hoy, tengo que ir buscando continuamente alguna referencia como la pared y si estoy dentro del gimnasio tengo que utilizar el bastón que ya me es imposible poder localizar las máquinas dónde hacer el ejercicio.
Dónde lo he notado mucho, es por ejemplo cuando estoy en la calle.
Poder localizar la tienda o el lugar donde quiero entrar es prácticamente imposible y hay veces que si no me ubico bien al cruzar un paso de cebra y no está rebajado me desoriento y puedo llegar a caerme.
Caer, ese maldito miedo continuo a caer.
Por ser una acción que realizó de manera rutinaria, una de las formas que he tenido de ver mi progresión en la enfermedad, ha sido cuando he tenido que ir algún supermercado, puesto que voy cada semana o cada 15 días, he ido observando que lo que antes veía, ahora ya no lo veo, como por ejemplo los pasillos o algún tipo de producto que, aunque antes no era capaz de identificar me llamaba la atención de alguna manera.Sabía en qué tipo de pasillo estaba o qué productos podría haber cerca, pero hoy en día soy incapaz de saberlo y me tienen que indicar dónde estoy porque me es muy fácil desubicarme.
Comprobar cómo voy perdiendo visión semana a semana es realmente duro.
Esas pequeñas pruebas que me voy haciendo a mí mismo, son las que me van haciendo daño poco a poco.
Y he de ser sincero, siento miedo de no saber cómo voy a estar en el futuro.
Solo queda confiar en que los estudios avancen y tener la esperanza de que la medicina pueda realizar algún tipo de tratamiento en un futuro y mientras esto ocurre no queda otra que intentar adaptarse de la mejor manera posible, sabiendo que no puedo hacer nada más.
Gracias por leerme.
Ánimo David, hay mucha esperanza. Un abrazo muy grande.
Inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio y no dudo que lo seas. Ánimo.
Es muy duro pasar por lo que estás pasando tú, pero la entereza que demuestras nos da fuerzas a los demás, y sobretodo a tu familia y amigos más cercanos, para convencernos cada día que vas a salir victorioso de ésta. Ojalá algún día exista una cura que revierta ese telón que ha nublado tu vista, pero estoy seguro que tu valentía y tu forma de ver, (porque realmente estás viendo la vida como nosotros nunca podríamos por falta de fuerza y coraje), va a deshacer ese velo. Poco a poco, lentamente. Y estoy convencido que en unos años habrá algo que ayude a desgarrar más rápido esa niebla que ahora te rodea. ¡Te quiero, primo! :*