¿Bajamos a jugar al fútbol?
Vale, pero esta vez no vale enfadarse.
Ambos sabíamos que al cabo de una hora íbamos a volver cada uno por un lado y enfadados.
Que si tú has tirado el balón muy fuerte, que si ese gol no era, que se iba alto, que si lo has mandado muy lejos y yo no voy a ir a por él…
De vuelta para casa, y después de un buen rato, a alguno de los dos se le escuchaba decir:
– te perdono.
Y de la otra parte, aunque renegando un poco, también se escuchaba lo mismo:
– yo también te perdono.
Y como no aprendíamos, después de esto.
– jugamos ahora los Lego?
Y volvía a pasar lo mismo, pero al final, siempre era igual, te perdono.
Sé que lo ha pasado mal, aunque lo muestre de otra manera, sé que las noches sin dormir han sido las mismas.
Conductor incansable y paciente eterno.
Y es que da igual la hora o a la ciudad que tuviese que ir, nunca un mal gesto ni una mala palabra, siempre dispuesto y disponible.
De él he heredado muchas cosas, gran parte de mi carácter, las ganas de conducir, las de viajar…
¿Sabéis lo que siento al hablar sobre mi padre?
Orgullo, estoy orgulloso de él.
Por tener esa paciencia, de darme todo lo que necesite como y cuando sea y por su gran apoyo.
Y es que, cuando más lo he necesitado, siempre ha estado, como cuando por ejemplo, he tenido que ir a la ONCE, de una u otra forma estaba ahí, siempre ha estado conmigo.
Y os he puesto ese ejemplo, por una razón.
Os voy a confesar lo que me pasó, para que podáis entenderme.
Tenía cita en la ONCE con la psicóloga, era pronto por la mañana y en aquella época todavía conservaba más resto visual.
Iba solo, ya tenía que ir con el bastón porque podía chocar con ciertos elementos.
Había muchas cosas que ya no lograba diferenciar, ya estaba bastante afectado.
Al ir a pasar un paso de cebra, un coche estaba en el medio porque se le había cerrado el semáforo.
Había mucho tráfico y este coche no era capaz de dar ni para adelante ni para atrás, estaba interrumpiendo el paso.
Era una mañana soleada y el coche era de color blanco, al ir yo a pasar estando el semáforo en verde, choque contra él, no lo pude ver, fue la primera vez que me asusté de verdad, había chocado contra algo que no sabía que era, y no era capaz de identificarlo.
Me puse muy nervioso porque no podía avanzar, además, estaban sonando muchos claxon de los otros coches que estaban cerca, yo estaba en mitad del paso y no sabía qué hacer.
El conductor no se bajó a ayudarme y hasta que no vino una persona que me dijo que estaba el coche en el medio no pude avanzar.
Esa fue una de las primeras veces que alguien desconocido me tuvo que ayudar, me agarró del brazo y me guió.
Una vez que pase el coche, y ya estaba en la acera, sabéis lo primero que hice?
Fue coger mi teléfono, y a duras penas, con cierto temblor, llamarle a él.
Y en ese momento no le dije nada de lo que me había pasado, pero solamente con oír su voz, pude tranquilizarme.
Solo necesitaba eso, escucharle.
Y de este tipo de situaciones, he tenido millones.
Por todo esto, he tenido la mayor suerte del mundo de tener el padre que tengo.
Porque aunque muchas veces pierdo la paciencia con él, nunca me lo tiene en cuenta, porque siempre está al pie del cañón.
¿Sabes que ?
Que voy a seguir queriendo jugar contigo toda la vida.
Mi padre y yo.
Gracias por leerme.
Muy emotivo.
Sigue escribiendo
Esa fortaleza la llevas en los genes, David. No podía ser de otra manera. ¿Y sabes una cosa?: Tú padre está tan orgulloso de ti como tú lo estás de él. Es el espejo en el que te reflejas y la voz que te dice por dónde seguir. Aunque imagino que jugando al fútbol alguna que otra trampeja te haría. Pero no se lo tengas en cuenta 😉
Un fortísimo abrazo y a seguir con esa fuerza.
Sobre Mi padre,
Reflexión madura y sentirte parecido a tu padre, es encontrar siempre lo que necesitas
Gracias por seguir compartiendo!
Cuánto me siento identificado con tus palabras. Muy bonito.
Que bonito David.
Siempre que te leo me emociono tanto de ver todo lo positivo y lo sensible que eres ycomo sabes reconocer tus fallos y aprendes de ellos.
Es verdad que tienes un padre maravilloso ,paciente y siempre de buen humor ,(de cara a los demas )aunque por dentro este sufriendo y una familia que te apoya incondicionalmente siempre y en todo momento.
José,eres un crack.
Qué importante es tener personas que te quieran y a las que quieras de esa forma. Siempre hay cosas buenas en la vida.
Ánimo David! Un abrazo muy fuerte.